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Reflexiones sobre Educación y Pedagogía

10 principios pedagógicos fundamentales propuestos.

A lo largo de mi costísima experiencia en aula, y un extendido análisis teórico y filosóficos con otras personas y colegas, expongo aquí los principios pedagógicos fundamentales a los cuales hemos llegado. No pretenden ser una verdad absoluta de nada, solo una exposición de principios que a nuestro juicio son relevantes para una convivencia pedagógica humana en un centro educacional ideal (por el momento)

1. Libertad en la elección del conocimiento.

El conocimiento es una elección propia, no puede ser impuesta por otras personas. Cada persona debe elegir lo que desea aprender.  El conocimiento que cada organismo busca aprender está relacionado con su experiencia de vida y sus propias coherencias biológicas y está guiado por el deseo, el interés y la sorpresa. En consecuencia, no existe un currículum obligatorio ni aprendizajes esperados ni objetivos de logro. Lo que la persona desea aprender, el camino que elige para aprender y los medios para medir el logro de un aprendizaje es un proceso interno de la persona o grupo de personas que desea adquirir un conocimiento o habilidad específica. Si a Juan le gusta el tenis, él decide elige el club de tenis donde se siente cómodo, él decide voluntariamente seguir la rutina de ejercicios y evalúa si siente que progresa en su aprendizaje. Nadie puede imponer un aprendizaje a otro individuo o grupo.

2. Ofrecer experiencias reales. (Con todos los sentidos)

El rol del maestro es ofrecer experiencias de vida reales, en diferentes contextos. Parte importante del nefasto resultado de los sistemas educativos actuales es que pretenden transformar en conocimiento, experiencias pobres basadas en la lectura, la exposición de ideas, modelos y presentaciones en pantallas. ¿Cómo se puede enseñar sobre el árbol sin el árbol? ¿Cómo se puede enseñar geografía sin cerros, playas, ríos, quebradas, etc.? El centro educacional debe ofrecer experiencias dónde el niño viva con todos sus sentidos el fenómeno: La lluvia, la nieve, la construcción de un edificio, la fiesta de Andacollo, obras de teatro, una banda de rock, ver la ciudad desde la cima de un cerro, etc. Al vivir una experiencia con todos sus sentidos, el sistema nervioso de una persona registra más variables, que, al repetirse la experiencia, puede relacionar y descubrir patrones con mayor facilidad. ¿A quién elegirías para que te saque un durazno del árbol, a un ingeniero agronómico o a un niño de 10 años que se crió bajo ese árbol?

3. Recursividad de las experiencias.

El aprendizaje de un conocimiento es la consecuencia automática de repetir en forma voluntaria una experiencia. Si escuchas una canción 100 veces, lo más probable es que te aprendas la letra y la melodía. Si la escuchas solo una vez, por mucho que te haya gustado, difícilmente podrás cantarla. La recursividad de la experiencia permite desarrollar el conocimiento a partir de los propios esquemas mentales que cada uno ha creado en su camino de vida. Cada uno establece las relaciones entre las diferentes veces que repite la “misma” experiencia, las valoriza de diferente forma, observa cosas diferentes en cada ocasión, aparecen preguntas, hipótesis, identifican patrones, etc.

Observa la siguiente imagen:

Luna menguante

En la imagen anterior, ¿Usted podría estimar dónde estará la luna al día siguiente a la misma hora? Si lo sabe, podría ser por dos caminos: Se lo explicó otra persona y Usted confió en su explicación o porque ha observado la luna varias veces a la misma hora. Si no lo sabe, es porque nunca ha observado la luna a la misma hora. Si uno repite esa sencilla experiencia: observar durante 29 días la luna a la misma hora, podría descubrir que la luna gira en torno a la tierra, podría describir ese movimiento y proyectar su posición en los siguientes días, sin que nadie tenga que enseñárselo.

4. El conocimiento debe fluir gratuitamente.

Este principio se relaciona con el objetivo biológico del conocer. Cuando uno descubre una relación, un material, una idea, etc. busca dársela a conocer a otros para que la comunidad se beneficie de ese conocer.

“Una de las manifestaciones de comportamiento cooperativo en los chimpancés macho lo constituyen las señales vocales denominadas “suspiros ululantes”, que comprenden sonidos estereotipados: chillidos, gritos, gemidos y rugidos, audibles hasta a dos kilómetros de distancia por la selva. Puede emitirlos un simio solitario o un grupo de chimpancés a coro. Los chimpancés ululan más cuando se desplazan, se acercan a una fuente de alimento, distinguen a otros chimpancés o responden a las llamadas de otro grupo. Más de la mitad de los gritos registrados forman parte de un intercambio con otros antropoides. Al analizar sonogramas de suspiros ululantes, se encuentran suficientes señales en cada llamada como para distinguir a los individuos que los emiten: cuando un grupo lanza sus gritos a través de la selva, comunica la identidiad de los miembros del grupo, su número y localización. La función más importante del suspiro ululante es alertar a otros miembros de la comunidad de la presencia de fruta.” (de Jean-Pierre Gautier en Capítulo 11. Interacciones de la Biología y la Antropología.)

En el extracto anterior vemos que ante el descubrimiento de una fuente de alimentación para los simios se transforma en un grito que comunica al resto de la comunidad. Creemos que la función central del conocimiento en la naturaleza es beneficiar a la comunidad, en consecuencia no puede tener limitaciones. ¿Cómo es posible que un médico, miembro de una comunidad, cobre por acceder a un saber (su conocimiento sobre medicina), limitando el acceso a la salud de otros miembros? ¿Cómo podemos aceptar un sistema social dónde la gente se muera por no acceder a un conocimiento médico?Sostenemos, el precio para acceder a un saber, cualquiera sea este, es una barrera para que este conocimiento beneficie a toda la comunidad y por lo tanto, la perjudica. En consecuencia, no puede cobrarse cómo requisito para acceder al espacio educativo. Las familias que integren la comunidad pueden colaborar con el proyecto desde la voluntad de colaborar y ofrecer aquello que le es más fácil entregar, ya sea dinero, materiales, traslados o trabajo.

5. La belleza genera sabiduría.

El mejor entorno para el aprendizaje es aquél que genera bienestar en la comunidad. Uno de los elementos fundamentales que ayuda al bienestar de una comunidad es el entorno estético. Este debe ser bello para la comunidad y la comunidad debe participar en la construcción de esa estética. Un espacio físico cómodo, cálido, amplio y diverso en equilibrio con un entorno natural rico, diverso, integrado y vivible, sin lugar a dudas es un espacio que propicia el aprendizaje, es un espacio que genera la tranquilidad, la apertura, la comodidad para descubrir el conocimiento.

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6. Trabajo colectivo, cooperativo y en un entorno de bienestar humano.

El conocimiento nace en una comunidad que comparte ideas, que facilita las experiencias de la comunidad, que interactúan entre sí la mayoría de sus miembros, que se aceptan entre todos, que se cuidan, que comparten la vida cotidiana, que se ayudan, que se escuchan, que se ríen, lloran, etc. El conocimiento necesita, además, de una comunidad que interactúa con su entorno humano: niños, adultos, adolescentes, grupos, padres, hermanos, vecinos, escuelas, centros de salud, casa de ancianos, equipos de fútbol, etc. Es decir, se necesita una comunidad que coopera al interior y con el exterior.

Consideramos muy relevante que los trabajadores de este centro tengan remuneraciones que permitan satisfacer sus necesidades económicas fundamentales, de forma tal que su interés esté en la interacción con la comunidad y pueda disponer de tiempo suficiente para ejecutar las labores necesarias para mantener el buen funcionamiento.

7. Comunidad a escala humana.

Para que la interacción entre los miembros de una comunidad sea intensa, y se haga cargo de las emociones individuales y grupales es fundamental tener una comunidad a escala humana. Es necesario que los maestros tengan tiempo suficiente para interactuar individualmente y colectivamente con todos los miembros y así conocerse realmente entre sí. Conocer una persona es mucho más que conocer su nombre y el nombre de sus padres. Conocer una persona es relacionar los miles de gestos con miles de comportamientos, individuales y grupales, en miles de contextos diferentes y en diferentes etapas de su desarrollo. Es conocer sus historias, sus gustos, sus intereses, sus sueños, su imaginación única, su explicación del tiempo, del espacio, del origen, su cosmovisión. Eso es conocer a alguien. ¿Puedo conocer así a un niño, un anciano o un trabajador si tengo 25 niños en una escuela, 50 ancianos en un hogar o quinientos trabajadores a mi cargo?

Adicionalmente, la comodidad, el espacio amplio y libre, el espacio de privacidad o aquellos para reunirse, requieren de una gran superficie para pocas personas.

8. Comunidad integrada al exterior.

Si una persona desea aprender algo, cualquiera sea su interés, y además desea vivir en esta sociedad, primero que todo tiene que, por necesidad, conocer la sociedad y el entorno en que vive. Es más, viviendo en esa cultura y en ese espacio natural, es que nace la necesidad de querer aprender algo. En consecuencia, el entorno inmediato, cercano, lejano y muy lejano, es donde están las experiencias, que la persona que quiere aprender, necesita para aprender. Si alguien quiere aprenden a cultivar árboles de palta, tiene que ir a una plantación de paltos y ver como se plantan miles de paltos. Conversar con los trabajadores que realizan el acto. Tiene que ver cómo se plantan en otros lugares. Si le interesan los temas técnicos, podrá leer un libro. Quizás aprenderá adicionalmente que existen sistemas de riego, etc. Lo que queremos expresar es que no se puede enseñar sobre una cosa o fenómeno, sin el objeto de estudio y hay que salir a buscar la experiencia afuera.

En consecuencia, las personas de esta comunidad que buscan conocer algo necesitan salir constantemente a recorrer diferentes lugares de su comunidad. Casas, parques, playas, cerros, ríos, negocios, oficinas, restaurantes, caletas, puertos, carreteras, pueblos, industrias, campos, volcanes, bosques, animales, árboles, fiestas, grupos, estadios, etc. Ahí están las experiencias reales que necesita el aprendiz.

9. El niño nace sabio.

Desde una perspectiva más trascendental, consideramos a los niños seres sabios y sagrados, a quiénes hay que cuidar con un cuidado trascendente, con una delicadeza que evite alterar su sabiduría ancestral, biológica. Sostenemos que si un niño es capaz de hablar y comunicarse con sus adultos cercanos desde los 5 años es porque fue capaz de realizar millones de relaciones lógicas y millones de criterios de clasificación de objetos, fenómenos y conductas humanas, sin ayuda de nadie. Esa capacidad de aprendizaje, viene con la biología, no necesita ser entrenada. Sostenemos que no existe la dificultad para aprender, lo que existe es: “Una persona que lo le interesa en lo más mínimo el fenómeno que está estudiando, o la experiencia asociada al fenómeno es la equivocada, o el fenómeno no ha sido vivido la cantidad de veces que esa persona necesita para conocer en profundidad en fenómeno”. Esto es muy importante, porque, desde una perspectiva pedagógica, el maestro no tiene nada que enseñar a un niño, sólo debe ofrecerle experiencias, de las cuales él niño seleccionará las que quiere vivir, con cuál profundidad las quiere vivir y él hará sus propias relaciones.

En este sentido el maestro, es una experiencia más de muchas otras, pero que sin embargo, es la más importante porque es con quién establece el lazo afectivo. Lo que diga o haga el maestro será relevante para él. Por lo tanto, el maestro debe ser muy cuidadoso ante la pregunta de algún alumno. Si el maestro ha vivido la experiencia, la cuenta y presenta su razonamiento. Si no la ha vivido, cuenta que otros se lo enseñaron y relata porqué les creyó. Y si no la ha vivido, ni entrega fuentes relevantes para el maestro y los niños, es mejor que lo reconozca e inicie el camino del conocer con sus aprendices.

Esto tiene fuertes implicancias en el grupo afectivo del niño, que podría desconfiar de esta sabiduría ancestral, que se manifiesta mediante sus intereses. Esto lo vemos desde pequeños, cuando el padre o la madre obligan a sus hijos a comer. Desconfían en el apetito del niño, o en sus gustos, porque si el niño no quiere comer es porque no tiene hambre, o la comida no le gusta. ¿Será fácil para un padre o una madre comprender que un niño no quiere aprender fracciones, o no quiere aprender a escribir? Nosotros confiamos en el niño, creemos que sabe escoger sus experiencias de vida y que en cada una de ellas aprende y mucho, incluso mucho después de haberlas vivido.

10. Calma.

La naturaleza nos muestra su sabiduría en forma muy calmada. Sus procesos son largos, acumulando miles de millones de experiencias que explican el modo de vida en que vivimos. Aprender cualquier cosa requiere de calma, de un estado que permita elegir con tiempo y cuidado las experiencias que se necesitan para aprender y del tiempo necesario para hacer las relaciones entre experiencias que logran construir un saber. Lo contrario a la calma es la ansiedad, es el estrés. Cualquier estado ansioso, de estrés, de pánico o de euforia, afectan los intereses de las personas o de los grupos, afectando también la selección de experiencias y la atención que le presta a la misma.

Creemos que estos principios pueden guiar un proyecto educativo con visión natural, biológica, considerando los intereses de una comunidad y cada uno de sus miembros. Un espacio educativo así jamás será un centro de adoctrinamiento conductual, cognitivo o moral. Creemos en la capacidad de cada uno de elegir qué desea conocer y cómo lo desea aprender, nosotros solo le damos una mano tierna para recorrer ese camino en patota.

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This entry was posted on April 1, 2015 by in Curriculum, Educación and tagged , , , , , , .